INTRODUCCION
Las tarjetas de crédito bancarias son instrumentos que permiten al cliente (tarjetahabiente) disponer de una cuenta de crédito, con el límite que le haya concedido la entidad financiera que emitió la tarjeta (Emisor). El titular de la tarjeta (el deudor o acreditado) puede disponer de los fondos que le permite la entidad financiera (el acreedor o prestamista) hasta el monto límite pactado. A cambio, el cliente debe devolver el monto dispuesto, así como los intereses y comisiones bancarias pactados en los plazos previstos.
Utilizar una tarjeta para disponer de un crédito tiene para el cliente las mismas consecuencias que la disposición de cualquier otra modalidad de financiación. Por lo tanto, supone asumir la obligación de devolver el importe dispuesto y de pagar los intereses, comisiones bancarias y gastos pactados.
Normalmente, las entidades financieras asignan a las tarjetas de crédito un límite de crédito determinado, en función de la categoría de la tarjeta (ordinaria, plata, oro, etc.). No obstante, el límite de crédito no es fijo. Por un lado, las entidades pueden ajustarlo atendiendo a su política de riesgos existente en cada momento, y a las características personales y de solvencia económica de cada cliente. Por otro lado, es posible que un cliente entienda que el límite de crédito asociado a una tarjeta sea inadecuado a sus necesidades, ya sea por exceso (en cuyo caso la entidad no pondrá reparos para bajar el límite) o por defecto, aunque en este supuesto la entidad habrá de aprobar la solicitud presentada a tal efecto, antes de subir ese límite. En todo caso, la existencia de un límite implica que la entidad emisora de la tarjeta no está obligada a atender las disposiciones del cliente que superen el límite del crédito contratado.
Típicamente las tarjetas de crédito proveen diversos beneficios a sus usuarios. Por ejemplo, entregan financiamiento a corto plazo sin interés si la deuda es pagada en su totalidad con la primera factura. Evitan el uso del efectivo, especialmente en operaciones con grandes montos de dinero. El pago asociado a las compras con tarjeta está garantizado por la empresa emisora de la tarjeta, lo cual facilita la compra en comercios y en Internet. Eventualmente las empresas emisoras de tarjetas otorgan descuentos y promociones a sus usuarios.
Al momento de realizar una compra, el cliente puede usar su tarjeta de crédito en una compra presencial (usando el plástico –la tarjeta física- y su PIN) o en una compra no presencial (usando el número de la tarjeta (PAN), la fecha de caducidad y el código de seguridad (CVV2)). Estos datos pasan por una serie de elementos intermedios (validadores) con el fin de autorizar la compra, realizar el cobro en la cuenta del titular de tarjeta, y finalmente desembolsar el pago al comercio correspondiente. Estas transacciones se ejecutan en milésimas de segundos, son transparentes al usuario y por lo general siguen los siguientes: